Cuando se habla de auditoría, en automático pensamos en un procedimiento engorroso, burocrático, detallado, profundo, al que se someterá nuestra organización o en especial, nuestro departamento; y si ésta abarcará temas generales de la empresa o temas específicos.
En términos generales una auditoría es una revisión de los procedimientos que se llevan en una organización, ya sea en materia fiscal, contable, de comercio exterior, laboral, responsabilidad social, etc., para comprobar que se cumple con las normas establecidas en la materia a revisar y esta puede ser realizada por personal interno o externo de la empresa.
En materia de responsabilidad social empresarial, resulta ser una herramienta práctica para diagnosticar áreas de oportunidad, trazar la consistencia entre programas, políticas, planes y resultados de las actividades en las empresas; y en consecuencia generar estrategias que conduzcan a mejoras en sus diversas áreas. Dichas actividades de auditoría no solamente se enfocan en las irregularidades que se cometieron y que se busca evitar que se continúen realizando, sino dan un panorama de los avances en los objetivos sociales que busca cada compañía, y así se pueda ejecutar un escenario de corrección y continuidad en sus operaciones, que mejor se adapten a los objetivos de dichas empresas; colaborando al fortalecimiento de la confianza en todos los actores: gobierno, empresa, grupos de interés.
El auditar a la empresa en su papel social, medioambiental se orienta fundamentalmente a través de una perspectiva de abordaje externo, es decir, una mirada desde fuera hacia dentro de las empresas o del gobierno, con total independencia del auditor con respecto al ambiente auditado.
Pero, ¿qué implica realizar una auditoria social?
Las empresas debieran apegarse a una metodología que tenga como propósito medir sus impactos en la triple línea base de la responsabilidad social, con las metas planteadas.
En efecto, para lograr que el gobierno corporativo pueda llevar a cabo una auditoría social confiable es preciso que se considere la creación de un comité de auditoría, Johnstone, Li y Rupley (2011) encontraron que existe una asociación positiva entre el gobierno corporativo, el comité de auditoría y la alta dirección, lo que resalta la importancia del gobierno corporativo para reforzar el control interno.
Es precisamente la necesidad de dar certeza a todos los actores alrededor de la responsabilidad social lo que hace que este conjunto: comité y gobierno corporativo se aseguren de que la información revelada es confiable para todos los involucrados.
En este sentido, De la Rosa (2007) plantea que los auditores internos deben comunicar a la dirección que la administración del riesgo debe ser “de arriba hacia abajo” y que el director general debe identificar las cuestiones principales […] debe identificar sus primeros 20 o 40 riesgos”. Se puede considerar que si se cuenta con los comités de auditoría es factible se realicen sistemas de administración de riesgos y exista una retroalimentación mayor de la que se establece solamente con la dirección.
Para ilustrar mejor, algunas de las principales funciones del comité de auditoría pueden ser:
Establecer los alcances y la metodología de la auditoría.
Recomendar inscripciones en certificaciones, distintivos, organismos que otorguen reconocimientos.
Identificar grupos de interés críticos, así como sus denuncias.
Implantar una estrategia de diálogo con los grupos de interés.
Crear métodos de evaluación para las etapas de la auditoria.
Analizar declaraciones financieras y comerciales: finanzas sanas.
Ejecutar análisis de impactos.
Presentar resultados y divulgarlos mediante diversos mecanismos que se acuerden.
Formalizar las recomendaciones a los involucrados con base en los resultados obtenidos.
Mantener retroalimentación de las acciones implementadas en todo momento.
Como se observa, el alcance de las actividades de la auditoría social puede ser tan amplia como los objetivos hayan sido establecidos; pues la auditoría es un medio para una mayor rendición de cuentas y transparencia.
En particular, respecto a los indicadores que se pueden considerar en una auditoria social, se tienen los siguientes (por mencionar algunos):
ISO 26000: Guía que establece los lineamientos en materia de responsabilidad social, establecida por la Organización Internacional para la Estandarización y proporciona orientación a las organizaciones sobre responsabilidad social; no es certificable.
Norma SA8000: Creada por la SAI (Social Accountability International), establece condiciones mínimas para adquirir un ambiente de trabajo seguro y saludable; la libertad de asociación y negociación colectiva; trata los aspectos sociales relacionados con el trabajo. Se basa en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): adoptados por la Organización de las Naciones Unidas en el año 2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el año 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad.
10 Principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas: Dicho órgano es el encargado de la ejecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el sector privado. Dichos principios son divididos en cuatros ejes temáticos:
I- Derechos Humanos
II- Estándares Laborales
III- Medio Ambiente
IV- Anticorrupción
Global Reporting Initiative (GRI): organización internacional no gubernamental, que tiene como objetivo impulsar los Reportes de Sostenibilidad como herramienta para la planificación, medición, evaluación y comunicación de los avances e impactos en aspectos sociales, económicos y ambientales de una organización; mismos que son diseñados en temas materiales, ya sean económicos, ambientales o sociales.
Se puede concluir que la función de una auditoría social es ser una herramienta de diagnóstico y mejora dentro del proceso de la responsabilidad social empresarial; ya que re direcciona, consolida y fomenta la transparencia de la empresa a la sociedad, así como asegurar la continuidad de operaciones.
Sobre la autora invitada:
Mtra. Samantha Lara Sales
Socia fundadora del Despacho CLC & ASOCIADOS
Consultora acreditada en Responsabilidad Social Empresarial por el CEMEFI
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